" Ya es hora que el arte deje de ser bufón de la corte"

Vladiir Mayakovski (1893-1930). Poeta, comediógrafo


sábado, 1 de noviembre de 2008

Cinemateca UGT. Domingo 2 de noviembre a las 18 h: El año pasado en Marienbad

El año pasado en Marienbad (L'année dernière à Marienbad), de Alain Resnais.
Francia, 1961. 93’. 35 mm v.o.s.e.
Ciclo: Alain Resnais, sismógrafo de la realidad
Último pase
En colaboración con los Servicios Culturales de la Embajada de Francia en España y Alianza Francesa

En los seis primeros minutos, la cámara se pasea por pasillos interminables que parecen desérticos, mostrando detalles de columnas y barrocos decorados mientras una voz en off acompañada de un sostenido musical nos dice "... avanzo una vez más a lo largo de estos pasillos, a través de estos salones, estas galerías, en este edificio de otro siglo, este hotel inmenso, lujoso, barroco, lúgubre, donde pasillos interminables suceden a otros pasillos silenciosos, desiertos, sobrecargados de un decorado sombrío y frío de muebles de maderas...". El espacio pues, no sólo se presenta de forma visual sino también en el diálogo del filme. Durante estos primeros minutos del "Marienbad" sólo alcanzamos a ver, fugazmente, a un hombre avanzando por un pasillo (¿Giorgio Albertazzi?) y la primera vez que vemos a los personajes del filme, aparecen petrificados, como estatuas, formando parte del decorado, mientras asisten a una función teatral. El inicio del filme no está muy lejos de otros filmes de Resnais, como Hiroshima, mon amour o Providence y de la importancia del espacio en Nuit et brouillard y Toute la mémoire du monde, y por supuesto, bebe directamente del inicio de Rebeca de Alfred Hitchcock, uno de los directores preferidos por Resnais. Alain Resnais utiliza el espacio como metáfora del interior de Giorgio Albertazzi y su obsesión por alcanzar el recuerdo e intentar hacer recordar a Delphine Seyrig que quizás el año anterior tuvieron un encuentro sexual en Frederiksbad, Marienbad, Karlstadt o Baden-Salsa.

Una película donde no hay certezas y nos adentramos en el laberinto de la mente humana (sólo hay que recordar la repetición del plano del cuadro del hotel que se asemeja a un laberinto), donde un hombre intenta arrancar a una mujer de ese lugar y cuanto más lo consigue más se aleja del balneario que domina la película (y menor presencia tiene el espacio en los diálogos), de ahí la muy interesante relación entre los espacios interiores y los exteriores.

Una película de repeticiones, fragmentaria, obsesiva y laberintica, como la mente del protagonista. Por supuesto, el lugar elegido debía expresarlo visualmente.

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