" Ya es hora que el arte deje de ser bufón de la corte"

Vladiir Mayakovski (1893-1930). Poeta, comediógrafo


jueves, 23 de noviembre de 2006

Shinya Tsukamoto

Si Mizoguchi o Naruse se han erigido como símbolos de la vertiente más tradicional del cine japonés, la obra de Shinya Tsukamoto podemos situarla en un extremo totalmente opuesto al de estos autores. Comparado de forma recurrente con David Lynch, Tsukamoto elabora una de las obras más personales de la actual cinematografía japonesa.

Nacido en Japón en 1960, a los 14 años empieza a realizar sus cortos en 8 mm. Tras finalizar sus estudios de Bellas Artes, se introduce en el mundo de la publicidad dirigiendo anuncios. Dos años después, deja el trabajo para concentrarse únicamente en actuar y dirigir.

Durante los años 80 funda una compañía teatral llamada Kaiju Theater (el teatro de los grandes monstruos marinos), con la que presenta al público algunos de sus cortos.
En 1988 produce, con esta misma compañía, Tetsuo, El Hombre de Hierro. A pesar de estar rodada en condiciones de cierta precariedad y con bajo coste, con esta película se da a conocer como joven realizador ante un público japonés que queda rápidamente rendido a sus pies. El país se estremece cada vez que se estrena una de sus películas.

Tsukamoto, considerado uno de los realizadores más inquietantes del planeta, suele recurrir a temas relacionados con seres mutantes y fantasmagóricos rozando siempre lo irreal. La obsesión es otro de sus temas más recurrentes.

Realizador, director, actor, director artístico, director de fotografía, productor ejecutivo... Tsukamoto consigue crear y organizar una familia de cine compuesta por una serie de colaboradores que le ayudan a desarrollar su universo de fantasmas, inspirado en las películas de David Lynch o de David Cronenberg, siempre repleto de reminiscencias procedentes del mundo del cyberpunk. En poco tiempo ha conseguido crear un universo particular en el cual la carne y el metal se fusionan para crear una nueva forma orgánica. Igual que ellos dos, Tsukamoto utiliza el cuerpo humano como mero recipiente de una forma artística aún mejor. La carne como tal no significa gran cosa para ellos, ésta tan sólo les interesa si está fusionada con otros materiales (metales, tubos, etc).

Tras Tetsuo, El Hombre de Hierro y Tetsuo, El Cuerpo de Martillo, Tsukamoto se consolida como un valor seguro dentro del cine independiente japonés. El prefiere llamar a sus películas “entretenimiento de culto”. Sin duda, Shinya Tsukamoto representa, con sus particulares visiones, un director del momento y del futuro.





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