Su realidad cotidiana llena la pantalla. Una realidad en la que se entrechocan deseos y decepciones, en la que los problemas y los miedos compartidos, así como la fuerza de la amistad y del amor, tejen vínculos irremplazables.
Y siempre se perfila un nuevo horizonte en el que la libertad sale ganando, ya se llame Jérôme, Cheyenne, Samia o Zim, ya se busque la felicidad en la calle, en el campo, en el barrio o en las escaleras de una vivienda social.
Estas películas son fábulas contemporáneas sobre la sociedad francesa y sus fracturas, y nos hablan de la absoluta necesidad de aprender a conocernos unos a otros para entendernos.
Francia, 2003.
Tras la muerte de su padre, Jérôme y su madre mantienen viva una pequeña explotación con unas treinta vacas. Tras cinco años sin un día libre, se va a la ciudad a buscar trabajo, ¡con el fin de llevar dinero para la granja!
A una urbanización a las afueras de París llega un portero y un vecino músico de Rap. Al poco, la urbanización Mozart se convierte en escenario de la fábula del Hip Pop y él, en genio bondadoso protector del destino de sus vecinos…
Samia tiene quince años y una familia muy tradicional de raíces argelinas.
Se ahoga bajo el peso de una moral hecha de creencias y prohibiciones, que
sigue respetando pero que ya no comparte…Vive a escondidas su primer
amor.
Se ahoga bajo el peso de una moral hecha de creencias y prohibiciones, que
sigue respetando pero que ya no comparte…Vive a escondidas su primer
amor.
De vuelta a casa en la urbanización "Les bosquets" en un barrio de las
afueras de París Kamel intenta reinsertarse en el mundo laboral con el
apoyo de su familia tras haber cumplido una doble condena.
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