Vivir su vida (Vivre sa vie)
Jean Luc Godard
con Anna Karina, André S. Labarthe, Gérard Hoffman
Francia, 1962. 80'. V.O.S.E. 35 mm
La cinemateca estrena.
Último pase
Jean Luc Godard
con Anna Karina, André S. Labarthe, Gérard Hoffman
Francia, 1962. 80'. V.O.S.E. 35 mm
La cinemateca estrena.
Último pase
Más allá de sus rupturas formales y el replanteamiento de los códigos, el Godard del primer periodo tiene dos películas muy seductoras, de una capacidad de sensualización de la imagen memorable. Una es Una mujer casada (1964), rodada antes de introducirse en los dominios computerizados de Alphaville. La otra es Vivir su vida, la triste historia de Nana que surge después de la exploración del musical en Eastmancolor de Une femme est une femme (1961). Godard regresa al blanco y negro, a la inspiración de la fotografía realista y pura, y de la mano de la ficción novelesca (la Nana de Zola), la evocación (el corte de pelo a lo Lulu/Louise Brooks de Anna Karina), la fotogenia (similar a la conseguida por Dreyer con Marie Falconetti) y la reinvención del melodrama, compone en doce cuadros la vida de una muchacha abocada a la prostitución. Los encuadres desde fuera y desde dentro del personaje, dialogando de espaldas a cámara o llorando fijamente ante el objetivo, son de un rigor emocional que nos remiten a la pureza del cine primitivo. Durante los créditos, Godard filma a su musa de perfil izquierdo, en plano frontal y de perfil derecho, por lo que la primera secuencia narrativa debe de ser, forzosamente, con el personaje de espaldas a cámara. Y así mantiene la duración del primer cuadro, desafiando más reglas y sumisiones que nunca, un Godard que asume hasta la medula la obsesión cahierista de la autoría: “Pensada, dialogada, rodada, montada, en definitiva, dirigida por J-L Godard”, puede leerse en letra pequeña al inicio. Uno de los personajes masculinos está interpretado por André S. Labarthe, a quien se debe la crucial emisión televisiva Cineastas, de notre temps. Y la dedicatoria godardiana del inicio es para los films de serie B, en general, es decir, una dedicatoria para un estado de ánimo. Dos valores añadidos para el disfrute total de una película que debe vivirse exactamente igual que la vida, con curiosidad.
Quim Casas para Contrapicado.net
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