Francia, Suiza, Alemania, 1977. 107’.
V.O.francés con subtítulos español. 35 mm
(...) Esa imagen de Isabelle Huppert paseando anónimamente me llevó a recordar la película que, como debió sucederle a tantos otros, me la reveló a finales de los años 70, La dentellière (La encajera), donde el suizo Claude Goretta narró una historia de amor rota por las diferencias culturales y de clase social. La joven Huppert asumió un personaje que, enajenado por el dolor de la perdida amorosa, acaba en una clínica psiquiátrica imaginando viajes a los lugares retratados en sus postales. Ya ahí, Huppert traspasaba ese límite incierto que separa la salud mental del desequilibrio emocional y la locura. Y me revino esa imagen del filme en que, con los ojos tapados, su amante la conduce al borde de un precipicio. Muchos directores han reconocido admirados ese dejarse llevar sin miedo y así pues la capacidad de arriesgarse de Isabelle Huppert. Aunque se intuye que no es un mero dejarse llevar. Que ella también es sujeto activo (y creativo) que se acerca al abismo.
Pero si también la recordé como encajera es porque, al principio de la película de Goretta, casi no advertí su presencia discreta, que lo es del personaje, pero también del físico de la actriz. Hasta que me di cuenta que su rostro llenaba la pantalla y que siempre lo estaba mirando aunque la cámara no quisiera (pero lo hacía) fijarse en él. Es una sensación que persiste: de Huppert, siempre estoy viendo su rostro. Igual que me resulta imposible no mantenerme atenta a su voz, que nunca es afectada, que incluso en el grito no es estridente, que pasa del calor al frío o de la dulzura confidencial a la dureza. Y me sigue sorprendiendo su manera de fragmentar las frases y crear silencios. También cómo dice las cosas más terribles sin énfasis.
INMA MERINO
Claude Goretta (Wikipedia) (Fr)
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