" Ya es hora que el arte deje de ser bufón de la corte"

Vladiir Mayakovski (1893-1930). Poeta, comediógrafo


viernes, 3 de febrero de 2006

VIERNES 3 DE FEBRERO A LAS 20.00 HORAS


Ciclo:Melville, cineasta en la sombra
Los niños terribles - Les enfants terribles
Francia, 1950. 106 minutos. V.O. francesa con subtítulos en español
Dirección: Jean Pierre Melville Producción: Jean Pierre Melville Guión: Jean-Pierre Melville, basado en la novela de Jean Cocteau Música: Johann Sebastian Bach, Antonio Vivaldi Fotografía: Henri Decaë Montaje: Monique Bonnot Intérpretes: Nicole Stéphane.... ElisabethEdouard Dermithe.... PaulRenée Cosima.... Dargelos/AgatheJacques Bernard.... GerardMelvyn Martin.... Michael
Hay películas que quedan grabadas al fuego en la memoria. No importa el tiempo que haya pasado desde su primera visión. Permanecen imborrables sus contornos escénicos, su atmósfera, su luz, la gestuali­dad de los actores, algunas miradas, algunos movi­mientos de cámara, detalles aislados de un conjunto nada neblinoso que activa la espoleta del recuerdo maás placentero. Los niños terribles es una de esas películas. La vi por primera vez hace diecisiete años, exactamente el 19 de octubre de 1976. Se acababa de estrenar comercialmente en el Estado Español, pre­cedida de su exitosa reposición en los circuitos de arte y ensayo de París y Nueva York. Tenía mucho más de Jean Cocteau, escritor al que admiraba, que de Jean-Pierre Melville, cineasta del que sólo había visto dos o tres películas muy poco relacionadas con Los niños terribles.
Cocteau escribió Les Enfants terribles en 1929, entre su pieza teatral sobre "Edipo rey" y el monólogo La voz humana, tras sufrir una de sus varias intoxicaciones de opio y a punto de dar rienda suelta a sus ideas sobre el cinematógrafo con Le Sang d’un poète (1930/32). Cuando preparó la adaptación de Los niños terribles, su trayectoria como director estaba en punto muerto tras los varapalos recibidos por La Bella y la Bestia (1946) y L'Aigle a deux tetes (1947). Melville, por su parte, era un debutante maldito tras Le Silence de la mer (1947). No quería dar pistas autorales ni ser identificado con género ni corriente alguna, y su amistad con Cocteau (aparece también en una escena de Orfeo, 1949) le permitió sorprender a propios y extraños con estos 107 minutos de poesía fílmica de otro mundo. Cocteau brindó el argumento, escribió la adaptación y los diálogos, hizo de narrador, cofirmó el guión e impuso a su protegido Edouard Dhermitte. Melville dirigió, produjo, colaboró en el guión y se encargó de la dirección artística. Los niños terribles es, parafraseando al poeta, un águila de dos cabezas.

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