de Philippe Faucon
con Lynda Benahouda, Mohamed Chabane-Chaouche, Kheira Oualhaci, Nadia El Koutei
Francia, 2000. 73’. V.O.S.E. 35 mm
Vivir juntos / Vivre ensemble
Único pase
Si el joven Antoine Doinel viviese en nuestros días admiraría a Samia, aplaudiría su valentía por enfrentarse a un entorno opresivo, a unas viejas costumbres que la obligan un difícil equilibrio entre dos mundos, el que representa su familia de origen argelino y el de una sociedad francesa inmersa en una violenta transformación.
Samia es una joven de 15 años, pero a los problemas propios de cualquier muchacha de su edad se le suman los de un espacio-marco geográfico, el de los «banlieus» franceses (cuya representación cinematográfica cada vez más adquiere tintes de género), donde los conflictos raciales e intergeneracionales se multiplican. Exponente inequívoco de lo que será la nueva Francia del siglo XXI, Samia convive con un hermano cuya interpretación de la tradición y la jerarquía familiares choca de lleno con los sentimientos y anhelos de una joven de su edad ávida por encontrar su sitio en este mundo.
La historia de Samia nos hace entrar en el universo de una familia magrebí, con sus códigos, sus reglas y a la vez con sus relaciones calurosas y fuertes, pero que pueden hacerse rígidas y opresivas. Cuando el exterior se percibe como algo agresivo y hostil puede ocurrir que haya un repliegue y una cerrazón. En esta historia el racismo está compartido, las incomprensiones son recíprocas. Las mujeres se convierten en objeto de rivalidades y de intolerancias mutuas, y los cimientos últimos del poder y de la dominación de los hombres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario