Yo, un negro (Moi, un noir)
de Jean Rouch.
con Amadou Demba, Karidyo Faoudou, Gambi, Oumarou Ganda, Seydou Guede
Francia, 1959. 73’. V.O.S.E. Digital
Jean Rouch, la estética del cineasta
Único pase
de Jean Rouch.
con Amadou Demba, Karidyo Faoudou, Gambi, Oumarou Ganda, Seydou Guede
Francia, 1959. 73’. V.O.S.E. Digital
Jean Rouch, la estética del cineasta
Único pase
Los maestros locos. Hace cincuenta años, en los alrededores de Accra, la capital de Ghana, que entonces era una colonia británica, había rodado Les maîtres fous (Los maestros locos), una película etnográfica que muestra directamente uno de los casos en que las cadenas todavía pesan dolorosamente sobre la carne, y Desorden y tormento se mezclan en el intento de liberarse.
Para el teatro europeo de la segunda mitad del siglo XX, esta película era el testimonio de otra racionalidad, subterránea y subversiva. La película impresionó a Jean Genet y le indujo a escribir Les Nègres. Influyó a Peter Brook durante la creación de su Marat-Sade y acompañó a Grotowski en sus reflexiones sobre el actor. En el ambiente teatral circulaban anécdotas y leyendas sobre las influencias de Les maîtres fous.
Yo, un negro. PALMARÉS: Mejor película en el Festival de Locarno de 1959/ Premio Louis Delluc de 1958
Considerado un pionero de la “Nueva ola”, Jean Rouch sorprenderá a todo el medio cinematográfico en 1959 presentando Yo, un negro de la cual Godard dirá que es “la más audaz de las películas y al mismo tiempo la más humilde”. Cámara en la espalda, diálogos improvisados, libertad en el tono, Rouch filma una ficción como si se tratara de un reportaje.
Unos jóvenes nigerianos dejaron el interior de las tierras para ir a buscar trabajo en la Costa de Marfil. Desarraigados en medio de elementos de la civilización moderna, llegaron a Treichville, barrio popular de Abidján. El héroe que relata su historia se hace llamar Edward J. Robinson, en honor al actor estadounidense. Asimismo, sus amigos han tomado seudónimos para forjarse simbólicamente una personalidad ideal. Godard se refirió a esta película como “la mejor película Francesa desde la liberación”
Considerado un pionero de la “Nueva ola”, Jean Rouch sorprenderá a todo el medio cinematográfico en 1959 presentando Yo, un negro de la cual Godard dirá que es “la más audaz de las películas y al mismo tiempo la más humilde”. Cámara en la espalda, diálogos improvisados, libertad en el tono, Rouch filma una ficción como si se tratara de un reportaje.
Unos jóvenes nigerianos dejaron el interior de las tierras para ir a buscar trabajo en la Costa de Marfil. Desarraigados en medio de elementos de la civilización moderna, llegaron a Treichville, barrio popular de Abidján. El héroe que relata su historia se hace llamar Edward J. Robinson, en honor al actor estadounidense. Asimismo, sus amigos han tomado seudónimos para forjarse simbólicamente una personalidad ideal. Godard se refirió a esta película como “la mejor película Francesa desde la liberación”
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