" Ya es hora que el arte deje de ser bufón de la corte"

Vladiir Mayakovski (1893-1930). Poeta, comediógrafo


jueves, 19 de marzo de 2009

Viernes 20 de marzo a las 20 h: Odessa


Odessa, de Leonardo Di Costanzo.
Italia, 2005. 67’. v.o.s.e. Betacam
Único pase
Ciclo: Tendencias del cine italiano del siglo XXI

Con el patrocinio de Ambasciata d'Italia a Madrid. La colaboración de Filmitalia, Cinecittà Holding, Istituto Italiano di Cultura di Madrid, Istituto Italiano di Cultura di Barcellona
Agradecimientos: Adriana Chiesa Enterprises, Eurofilm, Indigo Film, Intramovies, Nuvola Film, Rai Trade. Proyecto y dirección: Daniela Aronica


“Lo más importante es ir a filmar un lugar, una situación, más que responder a la exigencia
sociológica o política. Ahí están contenidas las motivaciones dramáticas y fílmicas. Después, claro,
soy una persona de esta época, y me hago una serie de preguntas sobre la época en la que vivo,
pero el lugar (incluso físico) en el que entro para contar una realidad, indica ya una lectura política, un punto de vista”, le decía Leonardo Di Costanzo a su entrevistadora Chiara Malta, para rematar diciendo: “uno no ´muestra´, por lo tanto, inevitablemente ´dice´”. En esa toma de posición se vuelve evidente lo que a él le interesa del trabajo con los materiales reales: el espacio en el que existe una potencial irrupción de relatos, conflictos, personajes. La toma de posición está en las elecciones y no en una voz-off explicativa, que en sus películas se vuelve un tabú.
Odessa (o Les sept marins de l´Odessa, con resonancias à la Ruiz, co-dirigida con Pablo Oliviero, de 2005). ... el barco Odessa abandonado en el puerto, son los lugares en los que Di Costanzo ve la punta de historias y problemas, y donde sabe que hay que estar para ver lo otro, lo que no está en la superficie, lo que hay que cavar para encontrar o esperar hasta descubrir un dónde y un cuándo.

Ni su voz ni su cuerpo aparecen en escena. Los suyos no son documentales en primera persona.
Pero la idea de que Di Costanzo hace “documentales de observación” parece avara, reticente para hablar de un director con una manera de mirar, de encontrar personajes sin estigmatizarlos ni usar la cámara para condenarlos, y de decir algo sobre el mundo. Habría que corregir la raquítica idea de la “observación”, porque primero está la operación física de observar, pero luego viene la operación cinematográfica de decir.

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