" Ya es hora que el arte deje de ser bufón de la corte"

Vladiir Mayakovski (1893-1930). Poeta, comediógrafo


jueves, 15 de octubre de 2009

QUE LA CINEMATECA ESTRENE ...


En San Petersburgo, Sonia se aburre y sólo piensa en partir. Se imagina una vida dura, pero elegida por ella. La frontera franqueada, le cortan las alas, pelea y se hunde.

Transe, que se presentó en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes de 2006, afronta a la vez la mafia rusa, los círculos de la prostitución, la pura locura, el desmantelamiento del bloque del este, la ausencia de amor, la crueldad de los hombres. Otras películas sobre el mundo de la prostitución, más o menos documentales, más o menos violentas, han registrado esta esclavitud moderna. La película de Teresa Villaverde tiene de particular que ha decidido tomar todas las distancias posibles. Instalando la cámara no sólo en la habitación donde acontecen los hechos, sino directamente en la mente de un ser humano atrapado, su tema no es la organización de las mafias, es el desarreglo, la pérdida de la razón, visto desde el interior mismo de la víctima.

Sensacional, en todos los sentidos del término, la película describe sensaciones, las deja desarrollarse y tomar posesión de la escena, del sentido. Teresa Villaverde es capaz de hacer creíble cualquier situación y hacerla bascular repentinamente del lado mental. Hay viajes al inconciente que no se olvidan. Transe marca durante mucho tiempo. Uno se pregunta cómo puede conseguir mantener la película más allá de lo sostenible, cómo su actriz, maravillosa, resiste sin caer ella misma en la locura, y cómo nosotros mismos llegamos a soportar en la pantalla lo que no queremos ver en la vida. Todo se debe a Sonia, o mejor aún, a esa curiosa entidad que toma forma en Sonia: en la que tenemos también nuestro lugar.

Transe no juzga. No nos propone soluciones. Sólo dice que estamos hechos de oro y de mierda: su inhumanidad, su barbarie es la nuestra. Rehusar ver semejante viaje al fin de la noche con el pretexto de que presenta hechos demasiados duros debería ser vivido como un fracaso colectivo. Hay que entrar en Transe y vivir la experiencia. Al cine no se va a cerrar los ojos.

Que magnífico ciclo para la Muestra Internacional de La Mujer sería el dedicado a Teresa Villaverde.

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