Italia, 1946. 120’. V.O.S.E.
Rossellini, un cineasta inagotable.
Conjunto de objetos que desde un punto determinado se presentan a la vista del espectador, especialmente cuando están lejanos.
Rogamos disculpen las molestias que puedan ocasionar estos cambios. En el momento en que se encuentre cerrada la nueva programación se anunciará con el debido tiempo.
La piel agujereada (La Peau Trouée), de Julien Samani.
Francia, 2004, 56’. Sin diálogos. Dvd
Mes del cine documental
Único pase
Cinco pescadores a bordo del barco Mirador, se adentran en alta mar en Irlanda para enfrentarse a un impresionante pez: el marrajo. Así comienza un largo periplo arrullado por el monótono ruido del motor: espera, monotonía, fragmentos de diálogos entre marineros taciturnos... Hasta que la película se transforma en una explosión de violencia. Cebados, arponeados y finalmente izados a bordo, los tiburones agonizando dan sus últimos coletazos en un verdadero baño de sangre. Lo extremo y lo ordinario se mezclan en una composición magistral donde los personajes entran en una dimensión casi mítica. Logrado ensayo de un joven realizador que dirige su primera película, recompensada con el Premio Jean Vigo 2005 y États généraux du Documentaire de Lussas 2004. Fue estrenada en los cines franceses.
La piel agujereada (Fr)
La piel agujereada (Fr)
O como una pequeña residencia burguesa, la de la Commanderie de Creil, terminó transformándose en ghetto en espacio de cuarenta años. El tiempo necesario para que dos generaciones perdieran poco a poco sus referencias por culpa de una vida diaria de violencias... Tercera parte de una serie (Chroniques de la violence ordinaire) coproducida por la estación de televisión francesa France 2 sobre el desasosiego de los barrios situados en la afueras de París, Les Mauvais garçons presenta un balance crítico de las políticas de inmigración y de ordenación del territorio que se han aplicado continuamente en las últimas décadas. El trabajo de inmersión e investigación de los realizadores duró dos años y lo que se nos presenta es el retrato íntimo de una edificación de barrio marginal, mostrado en toda su complejidad, teniendo como hilo de Ariadna Eric, I-B, Zac y sus amigos.
"Una buena película son 24 mentiras por segundo"
Michael Haneke
Sábado 18 a las 20 h
La pianista (La pianiste), de Michael Haneke.
Francia, Austria, 2001. 130’. V.O.S.E. 35 mm
Isabelle Huppert, una vida para actuar
Domingo 19 de octubre a las 18 h
La vida de Pablo (Paul Dans Sa Vie), de Rèmi Mauger.
Francia, 2004, 100’. V.O.S.E. Dvd
Mes del cine documental
Domingo 19 de noviembre a las 20 h
La vie promise, de Olivier Dahan.
Francia, 2002. 93’. V.O.S.E. 35 mm
Isabelle Huppert, una vida para actuar
Llevar una novela al cine, hacer un trasvase de un arte a otro, precisa indiscutiblemente de una mirada personal del nuevo autor, que puede ser o no coincidente con la del original. La primera pregunta a plantearse ante la película es si Chabrol ha cumplido esa premisa. Diríamos que sí y no. Por una parte, se parecía que la minuciosidad descriptiva del realista Flaubert sirve al casi siempre incisivo Chabrol para llevar a cabo una reconstrucción virtuosa del decorado y sus componentes. Especialista en mundos provincianos (El carnicero, Pollo al vinagre, etc.), marco de algunas de sus mejores películas, reconstruye con evidente cariño, más allá de lo académico, la Normandía decimonónica. Del mismo modo, logra las notables composiciones de personajes como el inefable boticario ateo Homais y el usurero Lheureux. Más interesante que considerar si la adaptación es fiel o no, lo es el tener en cuenta que el mundo chabroliano y su visión de la realidad están presentes en Madame Bovary.
“Creo que se podrían hacer diez films diferentes sobre Emma Bovary”, decía el impresionista Minnelli, autor de la versión cinematográfica de 1949 sobre la novela de Gustave Flaubert. La de Chabrol es la novena versión. Entre las anteriores se cuentan una de Renoir en 1933, otra al servicio de Pola Negri en 1937 y una peculiar del ruso Alexander Sukurov en 1988. Y es que Madame Bovary admite tantas versiones como interpretaciones se han hecho de ella y de su personaje. ¿Cómo poner de acuerdo a Sigmund Freud, Henry James y Somerset Maugham, que escribieron contrapuestos ensayos sobre el tema? Chabrol, cínico impenitente tanto en sus películas como en sus declaraciones, confesaba con una cándida sinceridad sospechosa:
«He querido ser lo más fiel posible al texto del autor. He intentado hacer el film que él hubiera hecho de haber tenido una cámara en vez de una pluma».
La denostación por pura entelequia apriorística estaba servida para la crítica: Chabrol, el inconstante, había sucumbido ante una mera ilustración.